¿Cómo seleccionar tu defensor?
La posibilidad real de tener acceso a la justicia es garantizar poder ser realmente oído en un proceso, y es con ese fin que se han diseñado un conjunto de posibilidades, reguladas como garantías y derechos, que así lo permiten, para lograr la protección apropiada y las libertades fundamentales que toda persona puede invocar; ya sea económicas, sociales y culturales, o civiles y políticas, lo cual requiere que todas las personas tengan acceso efectivo a servicios jurídicos prestados por una abogacía independiente.
El derecho de defensa se ve materializado en la facultad del imputado de defenderse por sí mismo y de ser defendido por un abogado. Un abogado es aquella persona que siendo Licenciado en Derecho se dedique profesionalmente a la dirección y defensa de las partes en distintas clases de procesos judiciales, o al asesoramiento y consejo jurídico.
El derecho de defensa tiene también una proyección social y es la relacionada con la posición económica que el individuo tenga en la sociedad, pues a pesar de la existencia del derecho formal de representación procesal que es reconocido en todas las latitudes y consagrado en todas las legislaciones, el real acceso a un asesoramiento calificado y con ello a poder participar de manera adecuada en el proceso, está en estrecha correlación con la posición económica que el individuo tenga con relación a la sociedad en que se desenvuelve.
Para lograr que esa defensa sea efectiva, debe ser llevada adelante por un abogado, especialista en leyes, que tenga certificado de aptitud profesional, la debida formación y preparación técnica, y la conciencia de los ideales y obligaciones éticas del abogado. Ya que los abogados de la defensa desempeñan un papel moral, al mismo tiempo que un papel legal.
Para seleccionar un abogado defensor este debe poseer calificados conocimientos de los mecanismos y complejidades que presenta un procedimiento y también la experiencia y la competencia que requiera el tipo de procedimiento que se trate, a fin de poder proveer al defendido de una asistencia jurídica y eficaz dentro de los límites de la ley.
Al seleccionar un defensor, este debe asumir la responsabilidad por sus decisiones y su conducta profesional ante sus clientes. Y velar lealmente en todo momento por los intereses de aquel, reconociendo y respetando la confidencialidad de todas las comunicaciones y consultas entre abogado y cliente, dentro de su relación profesional. Otra característica para seleccionar un buen abogado defensor es que este no se niegue a asistir a nadie, sea rico o pobre.
Desarrollando todo el talento que posea en beneficio de su cliente, y que una vez realizada su designación o nombramiento, efectué un real despliegue de argumentos que tiendan a beneficiar la condición del imputado en todo el transcurso de la investigación y de los tramites del procedimiento, así como principalmente dirigidos a refutar la acusación lo más favorable posible a sus intereses.
Para un buen abogado defensor cualquiera que sea el papel que desempeñe en su asistencia ya sea dando personalmente una versión a favor del imputado, ayudándolo a dar su propia versión, o quizás, aconsejarle permanecer en silencio, la defensa es un mandato para actuar a favor del imputado actuando con Independencia y transparencia Judicial. Este, además de tener una reputación previa en el proceso a tratar, de haber mostrado energía y determinación personal, y de trabajar en un entorno de fuerza institucional, debe tener acceso a las fuentes adecuadas, ser profesional y estar bien organizado, y ser independiente del Ministerio Público y de la entidad judicial para permitir la igualdad de condiciones entre la fiscalía y la defensa sin influencias externas y sin el menor rastro de corrupción.
Cuando se nomina a la persona que habrá de hacer cargo de la defensa él elector que como regla general es el imputado designa o nombra a la persona o personas que desea se encarguen de la defensa. Como requisitos generales el abogado debe ser mayor de edad y no estar incurso en causa de incapacidad que por su naturaleza o intensidad, no permitan el cumplimiento de la misión de defensa de los intereses ajenos que a los abogados se encomienda. No debe tener antecedentes penales que le inhabiliten para el ejercicio de la abogacía. No estar incurso en causa de incompatibilidad o prohibición para el ejercicio de la abogacía.
Por último y muy importante es tener absoluta garantía de confianza en el abogado defensor, de forma que lo que se narre como confidencia, no pueda ser revelado a terceros, esto refuerza el principio de buena fe que preside en las relaciones entre el cliente y el abogado, garantizando la adecuada defensa de los intereses del usuario ante los Tribunales.
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Esto viene dado por ser la defensa una función encaminada a destruir las pruebas de cargo existentes, de tal manera que la resolución judicial que se pronuncie, se traduzca a una exculpación o en una mejoría de la situación del inculpado.